Visita a bodegas Solagüen
Feliz Domingo!
Hoy aunque no es propiamente una receta, vengo a traer la crónica de nuestra excursión ayer a Haro, Labastida y Casalarreina y detallaros una visita guiada a Bodegas Solagüen (Labastida, Rioja Alavesa). La verdad es que nos hizo un día estupendo y estuvimos en alegre francachela y el día salió redondo. Seguro que volvemos prontito.
Llegamos a mediodía a Casalarreina donde hicimos la paradita obligatoria para saludar a unos amigos, comprar pan y tomates de casi medio kilo cada uno. De aquí fuimos a Haro donde habíamos quedado con Manu que es el enólogo en las Bodegas Solagüen (en la foto de arriba). A él le tocaba trabajar porque ya ha comenzado la vendimia y le toca estar de "guardia" al pié del cañón para que todo esté bajo control.
Llegó la hora del rancho y antes de comenzar con la jornada de tarde, Manu nos llevó al restaurante "El Portillo" que está en la "herradura", la zona de vermuteo local. Precio del menú: 15 euros y la atención inmejorable.
De aquí ya nos fuimos a la bodega que está en Labastida (Rioja Alavesa) y, como la vendimia ya ha comenzado, pudimos ver parte del proceso de la elaboración del vino.
El paisaje desde la bodega es precioso.
Nos contó Manu que ya han terminado de vendimiar la uva blanca y, de hecho ya la tienen en depósitos (de 44.000 litros de capacidad) en proceso de fermentación. Cuando arrimas la nariz a los depósitos notas una sensación como un cosquilleo con un fuerte olor que te recuerda a cuando se te suben las burbujas por la nariz al beber cava. En la foto podéis ver el mosto de las uvas blancas en pleno apogeo fermentativo! Hay que tener precaución al acercarse a estos contenedores cuando están fermentando porque liberan muchísimo dióxido de carbono, el cual desplaza al oxígeno y puedes caer K. O.
Os preguntaréis qué pueden tener en común una panadera aficionada y un enólogo. La respuesta es bien sencilla: la fermentación. Es curioso que las mismas levaduras que nos ayudan a fermentar el pan también ayudan en el proceso de la vinificación.
Pero en fin, dejando la filosofía fermentativa aparte, os cuento lo que pudimos ver en la tarde de ayer:
Primero pudimos ver cómo van llegando los tractores cargados de uva tinta y la descarga en la tolva. Todo el proceso está automatizado.
Cuando fuimos a ver qué es lo que sucede con la uva al caer en la tolva nos encontramos con una máquina con un diseño de palas helicoidal que separa perfectamente los granos de uva del raspón.
Por una parte se eliminan los raspones para su utilización en la elaboración de orujos
y por la otra, el mosto junto con la piel de la uva (ollejo) sube a través de unas mangueras a la parte superior del contenedor donde se almacenará.
En los contenedores se controla la temperatura interior porque la temperatura a la que está el mosto es la temperatura a la que viene la uva. Si la temperatura ambiente es alta, el mosto puede alcanzar los 20 ó 25º C. Si no se refrigera rápidamente puede comenzar una fermentación espontánea no controlada y echar a perder el producto. Éste es un punto en el que la decisión del enólogo es crítica porque tiene que decidir temperatura y tiempo en el que quiere que baje esa temperatura ya que puede tener consecuencias en las características del producto final.
En función de las características de la uva cosechada (contenido en azúcar) y del proceso de fermentación (la levadura necesita 18 gramos de azúcar para producir 1º alcohólico/litro) , el tiempo que permanece el mosto en los depósitos varía entre 12-18 días.
Cada día se miden la densidad del mosto y la temperatura para controlar que la fermentación no se ha parado. A medida que va disminuyendo el contenido en azúcar también disminuye la densidad del mosto en fermentación.
Después de la fermentación, el vino pasa a barricas y después se embotella. Cuando entras en la sala donde están las barricas hay un ambiente como místico por el silencio y la luz tan tenue donde te embriagas con los aromas de los vinos y de la madera.
Y aquí el resultado de tantos años de espera:
Después, continuamos hablando de levaduras hasta que llegó la hora de marchar. Con pena por nuestra parte le dijimos adiós a Manu y le agradecimos la visita y todas sus explicaciones. ¡¡Muchas gracias Manu!!
El brindis de esta botella lo haremos por ti.
Ciao
Prueba de comentario.
ResponderEliminarIrteera polita, egun bat pasatzeko ez dago gaizki. Post-a dotore geratu zaizu. Argazki politak. Ardoa eta ogiarekin egiten duzun lotura, oso ona. Kontutan izan da, mikroorganismo batzuk bai ardoan eta bai ogian bat datozela, moskorrilo batzuk izan gaitezke? jeje.
ResponderEliminarMusu bat.
Aupa Juantxo!!
ResponderEliminarMila esker zure komentarioengatik. Espero dut halako post-ak idazten jarraitzea...astirik ahal badut, of course. Zurekin bat nator mikroorganismoei buruz dinoztazunarekin.
moskorrilo?? = moskorti??
Ondo ibili!